domingo, 11 de noviembre de 2012


PARA NO OLVIDAR

Bomberos controlando el fuego
Eran las siete de la noche, de un 29 de diciembre, el cielo del Centro de Lima se llenó de una espeluznante luminosidad. Los sonidos de los juegos pirotécnicos  hacían eco junto a los gritos desgarradores de las más de 300 víctimas que dejó el incendio ocurrido en el año 2001 en el centro comercial de Mesa Redonda.

Esa fatídica noche fallecieron cientos de personas a causa de la explosión de miles de artefactos pirotécnicos almacenados en gran cantidad y sin ningún control en dicho emporio comercial. La policía encontró 280 cuerpos, 20 restos incompletos; solo se reconocieron 89 cuerpos; y el 70% eran de mujeres y niños. 

Escenas de desesperación e histeria también lo vivieron los 440 bomberos que durante horas lucharon contra las llamas al ver que el agua se terminaba y el siniestro saltaba de un edificio a otro como una mecha prendida.

Escenas de desesperación e histeria.
Hasta el día de hoy, a once años de la tragedia, los deudos exigen justicia puesto que aún no se ejecuta la sentencia. Los sobrevivientes han acudido ante la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) para denunciar al Estado peruano. 

Y pensar que esto comenzó, ¿Saben con qué?, pues con la  irresponsabilidad de un comerciante que quiso probar un juego pirotécnico, pero que nunca imaginó que  con ello desataría una mortal cadena de fuego que no se detuvo hasta acabar con la vida de cientos de inocentes personas.

sábado, 27 de octubre de 2012


LAS ZONAS MÁS ‘PICANTES’ DEL CENTRO DE LIMA


Niños de entre 16 y 17 años portan armas de ilícita procedencia
Víctor tiene 17 años, luce un pantalón jean rasgado, y  tiene la mitad de su cuerpo desnudo, tiene un corte al lado del ojo derecho, a causa de una pelea entre grupos de pandillas y hace más de 5 años se dedica a robar, en una de esas calles en donde no da ganas de caminar(Jr. Zepita).


Transitar pasadas las 6 pm por el cruce del Jirón Angarares con la Avenida Emancipación es una labor de valientes. Esta es la zona más peligrosa de Lima. Uno de los mayores porcentajes de delitos del Cercado (39%)  se concentra en ese lugar, siguiéndole La Urbanización ‘Manzanilla’ y la Urbanización conocida como ‘La chancadera’.

‘Victorshito’ como le gusta que lo llamen, es líder de la pandilla ‘los malditos’, integrado por cerca de 20 adolescentes de entre 13 y 14 años. El consumo de drogas, el uso de armas punzocortantes, el robo y la delincuencia forman parte de su vida diaria.

El mayor riesgo se presenta de lunes a viernes, entre las 7 y las 10 de la noche, y los fines de semana, se extiende hasta la madrugada. Por ello, se ha dado la iniciativa de plantear la Hora Segura para tener un mayor control de la delincuencia en el centro de Lima.

Víctor se convirtió en pandillero a los 12 años. A esa edad murió su mamá, y tuvo que salir a las calles a robar. Fue en la calle en donde conoció a unos muchachos, estos le enseñaron a robar y a drogarse con terokal. Con el tiempo dejo de ser solo un integrante más para formar su propia pandilla.
El municipio ya tiene conocimiento del problema pero a pesar de la instalación de cámaras de vigilancia todavía no es suficiente.

Delincuentes juveniles  se encuentran más avezados.

Víctor Ramírez, integrante de la Subgerencia de Seguridad Ciudadana de Lima, sostiene que la labor conjunta entre las agrupaciones vecinales y el serenazgo municipal ayudarán a reducir la ola delictiva en estas zonas. Uno de los principales retos que tiene la gestión liderada por Susana Villarán es establecer un sistema de prevención de la inseguridad en el que se tomarán casos de violencia familiar y juvenil.

‘Victorshito’ se despide y se queda en su esquina de siempre. Le toca conseguir unos cuantos soles: tendrá que robar a tres tipos, quizás a más.


viernes, 19 de octubre de 2012


CRISIS DE SEGURIDAD EN LAS CALLES DE LIMA

Cada 30 minutos se cometen cinco delitos en las calles de Lima, según el último estudio del Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público. El mayor porcentaje (59%) se da en la modalidad de robos al paso con arma blanca. Lo preocupante de estos dígitos es la participación  de los jóvenes- entre 13 y 18 años- en actividades delictivas debido a que representan casi la tercera parte del total, con un 38%.

En la actualidad existen más de 20 pandillas identificadas por las comisarías de Cercado. Estos grupos están conformados por 30 o más jóvenes quienes día a día esperan en las esquinas a sus víctimas para arrebatarles sus pertenencias y tener dinero para sus vicios.

“A veces sacamos un celular o cartera y lo vendemos para comer y fumar”, confiesa el “Chato”, integrante de una pandilla quien a los 14 años dejó de estudiar para robar, junto a su grupo, en los alrededores de la Plaza Dos de Mayo. La inserción de los jóvenes en la delincuencia inicia a temprana edad. Un estudio de la Violencia Juvenil en Lima y Callao realizado por la Policía Nacional del Perú muestra que las pandillas poseen integrantes desde los 13 años.

“A ellos no los podemos meter a la cárcel. Cuando los traemos a la comisaría solo pueden estar un día y luego los tenemos que dejar ir”, afirma el mayor Linares de la comisaria de Alfonso Ugarte. Esta limitación en la legislación peruana permite a adolescentes que ejecutan delitos entrar y salir de las comisarías a diario. Incluso, a veces se dejan atrapar para tener un lugar donde dormir unas horas. “En la noche hace mucho frío y mejor  dejo que los ´tombos´ me chapen para dormir en el calabozo”, agrega el “Chato” con voz pausada y reflexiva.